LA ESTRELLA FLAMIGERA


Hoy me he planteado hablaros de la estrella flamígera, el tema ha sido elegido de entre los de segundo grado por indicación de nuestro respetado hermano J. R. V., algo tuvo que ver también nuestro Venerable, y todo ello como trabajo a realizar para un posible aumento de salario del que os habla. 

Lamento el decirlo, pero yo no acabo de entender plenamente lo de trabajos en primer o segundo grado, a no ser que se refiera al uso de unos símbolos u otros, es decir, como ya sabéis todos vosotros, del número tres, el mandil, el mallete y el cincel y otros en primer grado; mientras que en segundo grado deberíamos usar como símbolos el número cinco, la regla, el compás, etc…, pero para mí no tiene excesivo sentido, salvando la parte que ha de ser ocultada al Aprendiz puesto que forma parte de un ritual que no debe conocer para que pueda vivirlo plenamente el día que le sea otorgado; sin embargo otras cuestiones como las herramientas o los números son plenamente conocidos de los aprendices, tal vez no en la dimensión que corresponde a un segundo grado, pero a su nivel ya los conocen. 

Lo cierto es que si hay un símbolo que en primer grado no se conoce de ninguna manera y que es mostrado en el paso de grado, ese es la estrella flamígera, elemento que de alguna manera creo que recoge la mayor carga en cuanto a simbolismo y por supuesto no podría ser de otra manera dado el lugar que ocupa en el ritual siendo elemento distintivo del grado, “he visto la estrella flamígera” decimos al ser interrogados sobre nuestro grado, pero además es significativa la ubicación física del símbolo en el taller, preside el lugar y preside el ritual. 

El símbolo parece estar compuesto de dos elementos una estrella de cinco puntas o pentáculo y las flamas, si bien, se me antoja que ambos dos constituyen un todo único diferenciado de los elementos que lo conforman, me explico: 

Existiría un elemento conformado por el signo del pentagrama que es el símbolo del hombre, aunque que duda cabe que esta palabra puede ser usada en múltiples sentidos y aquí trataremos de adivinar el que parece más adecuado. El pentagrama expresa la dominación del espíritu sobre los elementos y es por este signo como el ocultista francés Eliphas Levi enseña que se encadena a las entidades maléficas del aire y del fuego, a los espectros del agua y a otras potencias de la tierra. Es el signo del microcosmos. Se ha dicho que su completa inteligencia es la clave de los mundos. Es la filosofía y la ciencia natural absolutas, pues lo sobrenatural no es otra cosa que lo natural extraordinario o lo natural exaltado, o quintaesenciado. 

El otro elemento son las flamas o llamas, su naturaleza es evidente, representan el fuego, elemento purificador y esencial en el Opus Alquímico, ese fuego abrasador y destructor y al mismo tiempo purificador que nos permite sublimar la materia prima, su régimen es clave en la Magna Obra "Separa la tierra del fuego y lo fino de lo grueso, suavemente y con todo cuidado” nos dirá Hermes en la Tabla Esmeraldina. 

He aquí sin embargo que en el símbolo que contemplamos, ambos signos se nos presentan juntos, formando en su conjunto un símbolo que ha de tener un sentido propio y distinto al de sus partes, como toda triada algo conservará de sus progenitores pero nos conducirá a un nuevo sentido. De esta manera al unir al pentáculo las llamas, la idea de regeneración, de sublimación se refuerza y expande alcanzando un nuevo sentido, es así el símbolo del hombre quintaesenciado, el Hombre con mayúsculas dirán algunos para diferenciarlo del sentido común o vulgar de la palabra hombre. 

Pero veamos hermanos ¿qué ha ocurrido? ¿Qué fenómeno se ha producido que lo ha cambiado todo de pronto?, hemos pasado del SOLVE al COAGULA. En el antiguo Egipto, en la noche de los tiempos; nos dice Marsham Adams que en el interior de la Gran Pirámide se seguía un ritual en el que el neófito pasaba por una serie de pruebas, así debía ser iniciado por la tierra, lavado por el agua, purificado por el fuego, justificado… significando en definitiva la conversión del neófito en iniciado, después en adepto, hasta alcanzar la iluminación y por último la visión. Ni que decir tiene que en sus formas poco o nada tiene que ver ese ritual con el que nosotros vivimos en este Taller, pero en esencia no son distintos, pues no es sino a través del conocimiento de nosotros mismos como pretendemos mejorarnos, y el Taller y la tradición nos enseñan que es a través de rituales de iniciación como se logra la “receptividad” precisa para que se abran las entendederas de nuestras mentes endurecidas, para poder oír, ver, tocar, olfatear y gustar no con los sentidos corporales sino con y desde el corazón. Hermanos es de fuerza mayor en segundo grado el responderse a los interrogantes que el Yo Interno formula y que el Yo Superior ya conoce, es así la Ley. Recordar que sólo la Luz Interna puede traer a una persona hasta la Gran Luz. Sólo podemos recibir aquello que deseamos recibir. La Ley de la Iniciación es inexorable. Sólo el iniciado en los Misterios Menores puede ser llamado a celebrar los Misterios Mayores. 

Cualquier ritual de consagración de cada una de las siete salas de la Pirámide se practicaba pentagramáticamente, es decir a través del pentagrama en el que cada uno de los brazos corresponde a un elemento-punto cardinal, a fin de que la orientación fuese: 

Aire -- Este 

Fuego - Sur 

Agua -- Oeste 

Tierra - Norte 

Akasha o Espíritu o Eter -- Centro 

El Maestro de los Lugares Ocultos descorría el velo del oculto santuario, sencillamente, revelaba la santidad de los misterios, en último caso, para evitar su profanación. 

Pero para que el iniciado tuviera conciencia y se operase en él la transformación, precisaba de las operaciones mágicas, que no son ni más ni menos que el ejercicio de un poder natural, pero superior a las fuerzas ordinarias de la naturaleza. Todas las facultades y sentidos tomaban parte de la obra. Era preciso determinar la voluntad por la palabra y cumplir las palabras por hechos. Era preciso traducir la idea mágica en luz para los ojos, en armonía para los oídos, en perfume para el olfato y en formas suaves para el tacto. Por ello el Maestro de los Lugares Ocultos realizaba con toda su vida lo que quería realizar en las cámaras piramidales. Se convertía en imán para atraer todo lo que deseaba. 

Quiero traer también una mención a otra tradición de una profundidad increíble como es la Kabalah Hebrea, en la que el pentagrama ocupa un lugar significado en la visión del árbol y que contemplaremos en el ritual menor del Pentagrama, y muy apropiado sería, por las expresiones que contiene el de la Cruz Kabalística. Este ritual consiste en: 

a) Tocarse la frente diciendo Ah-teh (tu eres) 

b) Tocarse el pecho diciendo Mal-Kuth (el reino) 

c) Tocarse el hombro derecho diciendo Ve-geb-or-rah (el poder). 

d) Tocarse el hombro izquierdo diciendo Ve-ged-u-lah (la gloria) 

e) Cruzar las manos sobre el pecho y decir LE-OLAN A-MEN 

Pero sigo dando vueltas al tema y no acabo de concretar lo que intento decir, en clave de segundo grado la estrella flamígera representa el punto de unión entre mente y espíritu, iniciado y agente mágico, una vez más el punto central equilibrante de la armonía universal, con una pequeña salvedad, hermano ese punto central está en ti, piensa en lo que ahora te he dicho. 

Tal vez lo difícil del tema sea no contemplar el símbolo sino hacernos partícipes de él que parece ser a lo que se nos invita, trabajo difícil que debemos afrontar, puede que nos ocurra como a aquel del que nos habla una tradición oriental que dice que: 

“Un Maestro mantuvo a su chela, que con frecuencia le pedía la luz, debajo del agua hasta que estuvo medio ahogado. Al sacarlo le dijo que el día en que deseara tan fervientemente la Luz, como había deseado el aire, que la recibiría”. La luz, la iniciación solo se adquiere mediante la fortaleza de deseo y el servicio a los hermanos. 

No quiero hoy hermanos amargaros la tarde hablándoos de los sinsabores que conlleva el recorrer el Sendero, y es preciso recorrerlo, y en grupo, pues en solitario resulta casi imposible. Claro está que muchísimas enseñanzas de los Misterios Menores son expuestas libremente en multitud de publicaciones que pueden ser leídas a la luz de la lámpara junto a una buena calefacción, pero eso no es recorrer el Sendero, el Sendero es recorrido en el viento y la oscuridad de los áridos pasajes del desasosiego, del sacrificio, del alma, pues el Sendero está dentro y conduce desde la conciencia cerebral, a través de la subconsciencia, hasta la supraconciencia, hasta lo más profundo de la conciencia del corazón, la morada de Osiris. 


Por ti y para ti, en tu recuerdo siempre, porque te he visto en mí.

Comentarios