El nombre de Solsticio
proviene del latín solstitium que
significa sol quieto. Los solsticios son los momentos del año en
los que el Sol alcanza su mayor o menor altura aparente en el cielo, y la
duración del día o de la noche son las máximas del año. La existencia de los
solsticios se debe a la
inclinación del eje de la Tierra sobre el plano de su órbita,
produciéndose dos solsticios en el año, el solsticio de verano alrededor del 21
de junio y el solsticio de invierno alrededor del 21 de diciembre, ambas
fechas, en el hemisferio Norte.
Desde tiempos muy
antiguos los dos solsticios han sido celebrados por todo el mundo con
diferentes fiestas y rituales relacionadas con el fuego. El Solsticio de Verano
es el día más largo del año, a partir del cual empiezan a disminuir el día y a crecer la noche, por este motivo era y continúa
siendo tradición encender hogueras en homenaje al Sol para darle fuerza, para que
no se extinga y pueda volver a crecer a partir del solsticio de invierno.
El Solsticio de Invierno
celebra esta nueva victoria de la luz sobre las tinieblas que en las distintas
culturas se asociaba a los respectivos nacimientos de sus dioses, en Egipto
celebraban el nacimiento de Horus, en Persia el de Mitra, en Roma el de Apolo que
denominaban “nacimiento del sol invicto”, los germanos y escandinavos
celebraban el nacimiento de Frey, dios del Sol Naciente, los Incas el de Inti,
dios del Sol y los cristianos el nacimiento de Jesús.
Los masones también
celebramos los dos solsticios anuales que relacionamos con los dos san juanes,
San Juan Bautista que se celebra el 24 de Junio y San Juan Evangelista el 27 de
diciembre. Para encontrar la
relación entre san Juan y el Solsticio
debemos tener presente que Juan deriva de la palabra janua que significa puerta. En la Antigua
Roma el dios Jano era conocido como el dios de las puertas y era el dios que
presidía los solsticios.
Jano era el mediador
entre los mortales y los inmortales, el que elevaba las plegarias de los
hombres a los pies de las divinidades. Se consideraba a Jano el dios de
los solsticios, las «puertas solsticiales» o «puertas del cielo». Así, el
solsticio de verano era llamado janua
inferni, la "puerta del infierno" o de los hombres, y el
solsticio de invierno, janua coeli,
la “Puerta del Cielo” o " puerta de los dioses". Jano, además de ser patrón de
los Collegia Fabrofum, las cofradías de constructores, era para los romanos el dios de la iniciación a
los misterios. Era la «puerta», no sólo solsticial, sino también iniciática.
El Solsticio de Verano o Puerta del
Infierno, era el momento en que los
hombres se podían convertir en dioses y el Solsticio de Invierno o Puerta del
Cielo, cuando los dioses podían convertirse en hombres, este solsticio del mes de diciembre
recordemos que coincide con los nacimientos de Horus, Mitra, Apolo y Jesús,
entre otros.
Durante Solsticio de
Verano que es cuando puede abrirse la Puerta del Infierno, también llamada
puerta de los hombres, en los cuales estos pueden convertirse en dioses. Para entender
la relación del necesario viaje al infierno para alcanzar el cielo debemos
tener presente la gran novela iniciática por excelencia que es La Divina
Comedia de Dante Alighieri en la cual el poeta encuentra la puerta de ascensión
al cielo en el último nivel del infierno que es la misma morada de Lucifer.
Allí en las entrañas del infierno Dante toma consciencia de si mismo y
redimiendo su mayor pecado asciende hacia el purgatorio para después alcanzar
el cielo.
La hoguera de San Juan,
también simboliza ese fuego del infierno donde aparte de quemar los malos
augurios, las enfermedades, las miserias o las malas cosechas debemos quemar lo viejo, aquello que los
masones llamamos los metales que nos
impiden avanzar por la senda iniciática. El fuego de San Juan también es el
fuego brillante y purificador que
ilumina nuestra esperanza y que nos anuncia que llegará el día en que la luz vencerá por siempre a nuestras
tinieblas porque así lo deseamos.