LA LIBERTAD


Voy a leer unas palabras sobre el tema LA LIBERTAD, como me fue indicado en la última tenida ordinaria, y espero y deseo resultar lo más ameno posible. 

En un principio se me plantearon diversas dudas a la hora de abordar un tema como el propuesto, no en vano un concepto tan amplio y extenso no resulta fácil de resumir en pocas palabras y además es difícil decidirse por el contexto en el que desarrollar el tema; por lo que decidí, como es habitual en mi, tomarme un tiempo, meditarlo y esperar ese acontecimiento, nunca casual, que de pronto determina nuestra voluntad en un sentido concreto. 

Bien pues días después, y buscando algo sobre el tema, releí nuevamente el libro de Aldo Lavagnini El Manual del Aprendiz, y de pronto se produjo la concreción de aquello que rondaba mi pensamiento desde hacía días, efectivamente como muy bien nos dice el autor sobre la divisa masónica LIBERTAD-IGUALDAD-FRATERNIDAD (pág 116-117), la libertad se puede interpretar, al menos, en dos sentidos diferentes. 

En un sentido que el autor nos titula de profano, la podemos entender como aquella que conceden o limitan las leyes de la sociedad. Mientras que en un sentido que nos titula de iniciático, la identifica con una adquisición o logro interior que se adquiere en la búsqueda de la verdad y esforzándonos en el camino de la virtud. 

Claro que es así, lo que ocurre es que las cosas no son o blanco o negro, existen una multitud de matices de diferentes grises entre un extremo y el otro, o para decirlo de otra manera, entre una cara de una moneda y la otra existe como mínimo la moneda misma, conformando un todo continuo; lo que quiero decir es que precisamente como iniciados no podemos caer en la tentación de conformar dos mundos separados como esas dos caras de la moneda, los mundos no están separados, sino que conforman un todo único, independientemente de que nosotros nos estemos refiriendo a una u otra manifestación de ese mundo. 

Así la libertad es un todo continuo desde la libertad en su manifestación más simple, que sería en este caso la que nos es conferida o reconocida por las leyes y el orden social, y esa otra que se constituye más bien como un logro a conseguir por el iniciado en el camino de la realización personal. De esta manera estaríamos hablando más bien de dos manifestaciones distintas de la misma cosa. 

Ahora bien, si es cierto que existe una diferencia esencial entre esas dos caras de la misma moneda, y es que la primera manifestación de la libertad nos acerca al mundo de la acción, es el poder hacer, el poder ir, es la manifestación externa de nuestra voluntad que de esta manera entra en relación con las otras voluntades, es decir nuestros semejantes, y que como tal acción, tal y como nos enseña el kybalion, se va a traducir en una reacción, dicho de otro modo, que esa acción tendrá unos efectos, unas consecuencias. Mientras que la otra manifestación se produce en el plano interno, es decir, en el de la formación de esa voluntad que luego se manifestará, en un plano que no tiene consecuencias directas en el mundo exterior, puesto que todo ocurre antes de la manifestación del acto. 

Ahora bien, lo anterior no quiere decir que ambas libertades no estén relacionadas una con la otra, muy al contrario la manifestación externa no es sino la concreción de lo querido interiormente y por tanto es consecuencia de la libertad de decisión que tenemos. 

Karl G. Jung, en su obra Arquetipos e inconsciente colectivo, en la pág. 153, nos dice: “aquel que sabe que de él depende algo, o que por lo menos algo debería depender, se siente responsable de su situación anímica y tanto más cuanto más claro ve cómo debería ser para llegar a ser más sano, más estable y más apto... El hombre-masa, por lo contrario, tiene la prerrogativa de ser siempre totalmente inocente de las catástrofes políticas y sociales en las que todo el mundo queda comprometido. Y así, nada le quedará como balance final mientras que el otro tipo de hombre, en cambio, tiene la posibilidad de encontrar una posición espiritual ventajosa, un reino que no es de este mundo”. 

Por eso precisamente la referencia de Aldo Lavagnini a la libertad del iniciado, fruto no de las leyes sino de la voluntad y la conciencia. Por eso tradicionalmente las acciones son reguladas por el Derecho, y los pensamientos por la ética y la moral. 

El iniciado es plenamente conocedor de estas circunstancias y plenamente consciente de las contradicciones que se producen en el interior del hombre, por eso precisamente es plenamente libre lo que implica que es plenamente responsable ante los demás y sobre todo ante sí mismo. 

Ved sino hermanos que en el Génesis se nos dice que la Divinidad hizo al hombre libre, y por tanto dotado de capacidad de decisión, capaz por tanto de optar por lo correcto aquello que de alguna manera nos dignifica y nos ayuda a realizarnos como seres humanos, y también capaz de optar por lo contrario, lo que nos degenera y nos aleja de ese ideal; tal vez por ello casi la primera decisión que tomó el hombre, según el Génesis, fue transgredir una norma externa a su voluntad, es decir quebrantar una prohibición, realizar aquello que no esta permitido por la ley, pero hermanos el hombre en ningún momento dejó de ser un ser libre, puesto que fue creado como tal y no puede escapar a su condición. 

La falta no nos hace menos libres, tampoco el desear lo prohibido; lo primero tan sólo nos hace menos dignos y lo segundo menos felices. 

El G:.A:. en su sabiduría nos hizo libres, pudiendo haber creado unos seres perfectamente obedientes e incapaces de cualquier acción trasgresora, nos dotó de voluntad propia y capacidad para hacer a nuestro libre albedrío; tal vez para que precisamente la realización del bien tuviera mérito, porque qué mérito puede haber en hacer el bien si no puedes hacer otra cosa... 

Por eso el masón sabe que es un ser libre, y esa libertad le lleva al entendimiento de que los demás también son libres y por tanto sus iguales, lo que nos lleva a la segunda divisa la IGUALDAD; y una y otra le conducen a vivir que su igual le hace el bien y no el mal porque así lo quiere, lo que nos conduce a la tercera divisa LA FRATERNIDAD. 

Por eso Hermanos la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad son divisa del Masón y de todo ser bien nacido, pero para el Masón además constituye una obligación.

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