Las tres columnas


Hoy pretendo hablar sobre las tres columnas que podemos encontrar en el centro del taller, bordeando el cuadro de logia, correspondiendo cada una de ellas a un estilo arquitectónico y con diferentes conceptos que les son asimilados y que como todos ya sabéis son: 

La columna de la Sabiduría situada en el oriente, correspondiendo al lugar que ocupa el Venerable Maestro en la Logia. 

La columna de la Fuerza, situada en el occidente lugar que ocupa el primer vigilante en la logia. 

La columna de la Belleza, situada al Sur, lugar que ocupa el Segundo Vigilante en la Logia. 

Son y constituyen una representación simbólica más de las tres luces que brillan en el templo, como lo son la escuadra, el compás y el libro de la Ley Sagrada, el Venerable y los dos Vigilantes. Ese tres tan presente en el grado de aprendiz y en la triple divisa masónica. 

Pero fiel a mi querencia, quiero hablar hoy de las tres columnas desde otra perspectiva y quiero hacerlo desde la concepción del antiguo Egipto, en la época del Imperio Antiguo y concretamente en la contemplación de la tríada de la ciudad de Menfis, que no en vano era la capital del Imperio en esa época. 

Pues bien, en la cosmogonía de Menfis se rinde tributo a la trilogía Ptah, Sekmet y Nefertum. Ptah creador por el pensamiento aparece como maestro de los artesanos y los artistas, representa el fuego oscuro el que se engendra en el seno de la tierra y que forja los tesoros más bellos, los metales. En su versión de Osiris-Ptah, pronuncia las palabras divinas que al comienzo del mundo dieron vida a los dioses. Ptah aparece como el Osiris momificado, dios del pensamiento poderoso que no precisa moverse para animar la creación, su esposa Sekmet, con cara de leona, es la representación de la voluntad y de la fuerza, era la ejecutora en la tierra de los designios divinos, simboliza el destino como la ley de la causa y el efecto y pensad que para los Egipcios, ninguna acción escapaba a la memoria de la naturaleza y siempre producía una reacción contra el que la había provocado. De la unión de Ptah y Sekmet nacerá Nefertum, el bello movimiento, dios eternamente joven, cuyo tocado es una flor de loto, es el universo, es la obra alquímica, es el oro incorruptible que los griegos llamaron la Afrodita de oro, es el misterio de la eterna juventud, es el sencillo misterio de la inmortalidad del alma que con el mito de Osiris es creencia generalizada. El hombre purificado por el fuego vuelve a encontrar en sí mismo, esta fuente inagotable de energía que se llama Nefertum. 

Ved HH. que nos hemos referido en un sentido simbólico a las tres columnas que contemplamos en el centro de nuestro templo, físicamente delante nuestro e idealmente en nuestro templo interior. Así las tres columnas pasan a constituir un todo armónico en el proceso de nuestro crecimiento interior tanto personal, como mental o espiritual, es más diría yo que representan las tres fases del Opus Alquímico, en definitiva de la Iniciación. 

Por si aún alimentamos alguna duda acerca de lo que estamos hablando os diré que, en época muy posterior a los tiempos del máximo esplendor de Menfis, en la XXV Dinastía, ya en el Imperio Nuevo, se representó al arquitecto Imhotep, un hombre como tu y como yo, en la posición de Nefertum, es decir, un arquitecto como hijo del arquitecto del Universo Ptah. 

Hermanos es como mínimo interesante aunque a mi se me antoja más bien apasionante.....

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