El Silencio


No podemos más que permanecer callados ante lo indecible, porque la Naturaleza misma, y no la huella de sus pasos, es un misterio incognoscible. Ante esta naturaleza insondable e inaccesible, sólo podemos experimentar un estremecimiento sagrado.
Pierre Hadot

La disciplina del silencio es una de las enseñanzas fundamentales de la Masonería. Quien habla mucho piensa poco, ligera y superficialmente, y la Masonería quiere que sus adeptos se hagan más bien pensadores que habladores [...]

En el silencio las ideas se maduran y clarifican, y la Verdad aparece como la Verdadera Palabra que se le comunica en el secreto del alma a cada ser. El Arte del Silencio es, pues, un arte complejo, que no consiste únicamente en callar la palabra exterior, sino que se hace realmente completo con el silencio interior del pensamiento: cuando sepamos acallar el pensamiento es cuando la Verdad puede íntimamente revelarse y manifestarse a nuestra conciencia. Para poder realizar esta disciplina del silencio, también hemos de comprender el significado y el alcance del secreto masónico. Dado que el masón tiene que callarse ante las mentalidades superficiales o profanas sobre todo aquello que únicamente los que se han iniciado en su comprensión pudieran entender y apreciar. 

Aldo Lavagnini

Privación de la facultad de hablar en Logia que se impone a los Aprendices. El silencio se convierte
en una herramienta tan valiosa como la palabra: se aprende a ser prudente e indulgente con las faltas que se observan, ayuda a dominar las pasiones, potencia la Tolerancia y muestra que más que el trabajo individual, la Masonería valora el trabajo anónimo y colectivo.


Diccionario Breve de la Masonería

Existe un proverbio que dice que “el silencio es oro”, y deberán admitir que las verdades más profundas de la filosofía se ocultan a menudo de los lugares comunes y las conversaciones corrientes. Y así llegamos al núcleo del asunto del que deseaba hablarles, pues saben que el esoterismo, es decir, “el interior” del misterio de vida se expresa siempre por el silencio…

Pues, ¿quién no recuerda a los acusmáticos pitagóricos, la escuela de silencio a la que cada discípulo debía someterse durante años, cinco según Jámblico, antes de que se le autorizara a hablar? Y en relación al orden que fundó en Crotona, Pitágoras estableció la siguiente regla (seguramente una regla de oro): “No se debe hablar de los asuntos pitagóricos sin luz” Este acusma resulta sorprendente que si se reflexiona sobre su significado. Hay que abstenerse de hablar del verbo profético o de cosas parecidas, en tanto que la oscuridad no se haya clarificado, en tanto que la luz virgen de Artemisa no haya sido proyectada en aquellos en los que poco antes todo era oscuro…
Emmanuel d’Hooghvorst

Comentarios